Como seres humanos, y a diferencia de otros seres vivos, nuestros bebés nacen en un
estado de absoluta vulnerabilidad y, por tanto, necesitan de aquellas personas que les rodean para ser cuidados y sobrevivir. Del mismo modo, nuestro cerebro necesita la estimulación de otro ser humano para desarrollar correctamente todas las capacidades y estructuras para entrar con éxito en la vida adulta. El apego es un sistema motivacional y conductual que se desarrolla con el objetivo de orientar al niño o niña en el establecimiento de una relación afectiva, estrecha, estable y significativa. Con ello, el bebé se asegura la cercanía de sus figuras de apego, especialmente en los momentos de mayor necesidad. Durante el proceso de apego no sólo se construye un vínculo afectivo que tendrá su impacto en las relaciones que la persona tenga de adulto, sino que también se adquieren las habilidades o competencias para, por ejemplo, discriminar emociones, regular los estados emocionales, verse a uno mismo como un ser diferenciado y empatizar. Teniendo en cuenta la importancia probada del sistema de apego, no es de extrañar niños o niñas que no han tenido la posibilidad de establecer estos vínculos de apego tengan, en su edad adulta, ciertos déficits, en especial en el ámbito de sus competencias sociales. Los trastornos de apego que se generan durante la infancia repercuten directamente en las relaciones de pareja, relaciones en las que se activan los modelos de apego aprendidos en los primeros años de vida. De hecho, podemos diferenciar tres tipos de apegos en función de las conductas implicadas en cada caso: • Apego seguro • Apego inseguro evitativo • Apego inseguro ansioso ambivalente Cada uno tiene sus propias características y distinciones. Por ejemplo, en el caso del apego seguro el adulto responde a las necesidades del niño o niña de forma consistente, estable y segura, y como consecuencia, éstos crecen confiados y seguros de sí mismos y de los demás. Por el contrario, en los apegos inseguros nos encontramos con figuras rígidas e inflexibles que muestran conductas de rechazo u hostilidad ante la expresión del bebé de sus necesidades. Los estilos de apego y cómo ha sido nuestra relación con las figuras de referencia en los primeros años de vida, determinan, en gran medida, nuestra forma de relacionarnos en la vida adulta, afectando notablemente a las relaciones de pareja. Numerosos estudios han demostrado la relación entre la seguridad en el apego y la calidad de las relaciones de pareja. Éstas pueden verse afectadas de diferente forma en función del tipo de apego que hayan experimentado los miembros de la pareja, que puede ser similar en ambos o totalmente opuestos. Teniendo en cuenta todos estos datos, no es de extrañar que la teoría de los apegos sea una de las perspectivas teóricas más populares y con más influencia en el campo de la investigación sobre las relaciones cercanas.
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El maltratador pasivo es aquella persona que tiene comportamientos agresivos-pasivos
para llevar a cabo abusos de formas muy sutiles pero también muy desgastantes. Además de actitudes como falta de responsabilidad emocional y la manipulación, este tipo de conducta narcisista se caracteriza por el uso de los silencios como arma dañina hacia otras personas. Es el llamado tratamiento silencioso, muy relacionado con el muro de piedra y la necesidad de mostrar falta de afecto para causar daño. El tratamiento silencioso puede desgastar y agotar mucho a la persona que lo sufre, pues es una conducta basada en la manipulación emocional y el dolor. Lo que el narcisista consigue utilizando el silencio es una sensación de control a través del abandono y la falta de comunicación. A continuación, me gustaría indicar algunas conductas propias del tratamiento silencioso para que puedas reconocer posibles actitudes ante una situación de maltrato pasivo agresivo. Ignoran por completo lo que dices. No te miran, no te responden, y si lo hace, utilizan monosílabos o respuestas cortas y cortantes. Faltas de respeto e insultos sutiles. No necesariamente un insulto directo es la herramienta más dañina de un maltratador. Utilizar, por ejemplo, comparaciones que te dejen en mal lugar puede ser una forma muy sutil de hacer daño. Mal humor constante. No ceden su postura. Argumentan hasta la extenuación, y sin razonamientos, únicamente con el objetivo de hacer daño y generar frustración en la persona que escucha. No ofrecen su apoyo aunque tu lo necesites en esos momentos. Su mundo gira en torno a sí mismo, por lo que un narcisista jamás cederá su protagonismo por muy mal que lo estés pasando. Estas son algunas conductas que te ayudarán a reconocer acciones de maltrato basadas en el silencio, pero, eso sí, debemos tener en cuenta que el tratamiento silencioso no es algo únicamente utilizado por los narcisistas o por maltratadores pasivos. También es una técnica muy utilizada en niños y en personas cuya madurez emocional es reducida. Evidentemente, no es una forma adecuada de comunicación y puede ser muy dañina en las relaciones interpersonales, pero es muy importante que tengamos en cuenta que no siempre se puede asociar la conducta del tratamiento silencioso a los narcisistas. ¿Cómo funciona el método de la piedra gris?
El llamado método de la piedra gris fue mencionado por primera vez en 2012 por la psicóloga y escritora, Skylar, quien aseguró su utilidad a la hora de lidiar con psicópatas y personas narcisistas, manipuladoras y agresivas. Su funcionamiento es bien sencillo pero muy profundo y esconde numerosos ámbitos de aplicación. El método de la piedra gris consiste en evitar mostrar cualquier tipo de reacción emocional que pueda ser utilizada por los sujetos anteriormente mencionados para mantener su conducta narcisista hacia nosotros. La principal diferencia con el contacto cero es que la piedra gris propone generar una distancia emocional cuando la física no es del todo posible. Por ejemplo, un hijo que tiene que continuar viviendo con padres narcisistas hasta que sea mayor de edad y pueda gestionar su independencia. O bien un alumno que debe continuar sus estudios pese a tener que lidiar con un profesor tóxico. Piensa también en un persona dependiente económicamente de su pareja psicópata y con un hijo de por medio. Son casos excepcionales, situaciones en las que el contacto cero apenas tiene cabida y en las que el método de la piedra gris puede ser una herramienta de escape eficaz y necesaria. ¿Cómo funciona exactamente el método de la piedra gris? Pues consiste básicamente en eso: en ser como una roca. La víctima debe mostrar indiferencia ante cualquier estímulo verbal del agresor: insultos, gritos, humillaciones, etc. En términos psicológicos, la piedra gris elimina el refuerzo positivo que siente la persona narcisista o manipuladora al expresar su negatividad y atacar a otro sujeto. A la larga, lo que este método sugiere, es que la persona tóxica perderá interés y buscará otro individuo al que dirigir sus ataques. La piedra gris no significa consentir actitudes violentas ni actuar pasivamente ante un agresor; simplemente funciona como un apoyo mientras preparas la huída necesaria para salir de cualquier situación tóxica y no debe pensarse como única alternativa para lidiar con este tipo de personas. Recuerda que el contacto cero es por lo general la mejor solución y que el método que hoy nos ocupa es un recurso utilizado en caso extremos en los que la distancia no es posible. Contacto Cero es una técnica que se utiliza frecuentemente en situaciones de ruptura, tanto de pareja como en cualquier otro tipo de relaciones personales y profesionales. Lo cierto es que todos, ya sea por experiencia personal o por haber acompañado en el proceso a algún amigo o familiar, hemos atravesado periodos de transición tan difíciles y dolorosos como son las rupturas, pero, ¿para qué sirve la técnica del Contacto Cero?
Esta técnica consiste en mantener cierto distanciamiento o cero contactos con la persona en cuestión. El Contacto Cero es necesario en situaciones de, por ejemplo, rupturas de pareja, cuando una de las personas se encuentra confusa y necesitada de un tiempo de reflexión. Se debe respetar este espacio de forma madura y constante, dando margen a que la otra persona reflexione sobre lo que siente indistintamente de cuál sea el motivo inicial de la separación. ¿Cuándo es necesario utilizar esta técnica? Ya he comentado algunos casos, pero me gustaría profundizar en dos ocasiones concretos en los que utilizar el Contacto Cero es necesario y puede traer grandes beneficios:
Para que el Contacto Cero sea una herramienta efectiva, debe ser aplicada durante un tiempo aproximado de entre 30 y 90 días. Además del habitual contacto por WhatsApp o por llamadas de teléfono, esta técnica también propone evitar el contacto a través de las redes sociales, por lo que la recomendación es clara: eliminar a la persona en cuestión de las mismas, debe ser un distanciamiento real. El principal objetivo es que ese periodo de tiempo de Contacto Cero, la persona se centre en sí misma, trabaje sus carencias y su crecimiento personal y despeje su mente de todo el dolor y el peso que posiblemente le estuviera causando mantener una relación. Hacer ejercicio, realizar actividades al aire libre, leer… cualquiera de estas acciones es positivas y refuerza la independencia de la persona que decide tomarse un tiempo y reconducir su vida tras una ruptura. Recuerda, el primer amor que debes expresar y trabajar es el que te profesas a ti misma. |
LAURA POLAutora |